lunes, 26 de octubre de 2009

Tuve un dejavú


Al igual que el primer superclásico del año, disputado en "La bombonera", River y Boca empataron uno a uno con goles de dos viejos conocidos, Marcelo Gallardo y Martín Palermo. Fue un calco: Mismos autores de los goles, de la misma forma (el del "millonario" de tiro libre, el de los "xeneizes" de afuera del área), pésima actuación del árbitro, Pompei y Laverni respectivamente, pero cambiaron dos cosas: En aquél encuentro los que sufrimos y empatamos de suerte fuimos nosotros, ayer ellos ¿o me vas a decir que estabas tranquilo bostero?. Y la otra gran diferencia fue el escenario y el ambiente. Ayer, en el "Monumental" fue una fiesta, en aquella oportunidad, cerca del Riachuelo, una heladera más fría que Riquelme.


Sin delantero de área, River fue ampliamente superior a su rival durante todo el primer tiempo y mereció irse al descanso con más de un gol de diferencia ¡Abelairas sos más zurdo que el Ché Guevara!. Boca salió muy asustado y la única que tuvo en la etapa inicial fue un disparo de media distancia de Ariel Rosada que pasó muy lejos del arco de Vega. En cambio la "banda" arrancó con todo, y ya a los seis minutos tuvo la primera: Buonannotte le mete un pase genial a Domingo, y éste le pega muy cerca del palo de Abbondanzieri ¡Ay nene si entraba esa!. Luego, el partido estaba trabadisimo en la mitad de la cancha y nadie llegaba con claridad al arco contrario, hasta que a los 25 minutos el "enano" baja el balón ¡Dos veces! con la mano dentro del área a lo Fillol ¿es arquero o volante éste muchacho?, el árbitro no lo ve, y posteriormente el lateral izquierdo rival, Monzó, se lo lleva puesto al chiquitín de voz aflautada, como un camión a un triciclo, y Laverni cobra ¡Penal!. En ese momento muchos hinchas riverplatenses que estaban en la cancha, siguiendo el partido por televisión, o con la radio pegada al oído, miraron al cielo y le suplicaron a Dios que esa pelota entrara. Gallardo va a patear desde los doce pasos pero Ortega embaladisimo le pide que por favor se lo deje patear a él. El "muñeco" generoso como siempre (ya le había dejado por voluntad propia la camiseta con el número diez en la pretemporada) se lo cede. Ariel toma infima carrera, le pega más suave que una brisa de verano al palo izquierdo del arquero, y el "Pato" se adelantó como un auto de Fórmula uno, ¡Line-man como no vas a ver eso!, y tapó el penal como en sus mejores épocas (hace mucho). Con los antecedentes que tiene este equipo y como se llegaba al derby, todos creían (me incluyo), que era la única chance clara que iba a tener River para convertir, pero no fue así. Tres minutos después de la masita del "Burrito", nueva falta a Bounannotte y el juez cobra tiro libre. Abelairas se para frente a la pelota junto a Gallardo y el "muñeco" le dice al zurdo que se tiene fe para pegarle como en el primer superclásico. Los múltiples recuerdos de la gente eran inevitables ¿como no volver a imaginarse gritando otra vez como en "La bombonera"?. Mismo ejecutor, distancia casi igual e idéntico deseo: que ese balón entrara como sea, como aquel 19 de abril. Y así fue, ese derechazo delicioso se clavó al ángulo del "Pato" (a partir de ahora ve un muñeco y llora) como si el tiempo no hubiese pasado, como si el Mesías se reencarnara en él, cuyo grito de agradecimiento se escuchó en todo el país, "Muñeeeeco, muñeeeeeco".
Era algo inesperado, River ganaba y dominaba el partido. Almeyda lo seguía a Riquelme hasta su casa y no lo dejó hacer nada. Cabral y Sánchez estaban pegados con Poxiran al enmascarado Palermo (igualito a Darth Vader) y éste no pateó una vez al arco en todo el primer tiempo. Y el "millonario" se dió el lujo de tener una más antes de que finalizara la etapa inicial. Ferrari se corrió toda la cancha, llegó en posición de nueve, asistió a Abelairas y éste le pegó al palo más cercano del arquero ¡Cruzala! que alcanzó a desviarla al córner. Laverni pita el final
Debido a la actuación que había mantenido el equipo, los hinchas convirtieron un sueño en una oportunidad imposible de desaprovechar, se podía ganar. Sin embargo, el equipo salió a jugar el segundo tiempo con mucho miedo. Los jugadores se metieron atrás (parecían todos arqueros), pasamos de ser un equipo grande a imitar a Chacarita, con todo respeto, y Boca se adueñó de la pelota pero no llegaba nunca. En cima a los siete minutos Villagra le pega una patada como Bruce Lee a Nicolás Gaitán y es merecidamente expulsado ¡Por favor denle 50 fechas de suspensión así no juega por un largo rato!. En ese instante se empezó a complicar la situación. Por suerte, tres minutos después de ese lamentable suceso, el "Burrito" Ortega se disfrazó de Al Pacino y simuló, como si lo hubiesen acribillado, que el defensor Cáceres (ex River) le pegó un manotazo en la cara, cuando simplemente le había rozado el escudo de la camiseta, lo cual derivó en la roja al paraguayo. ¡Burrito, sin lugar a dudas, merecés el Oscar!. Todo River respiró aliviado, ya que ahora había diez hombres por lado y no era tanta la diferencia. Inmediatamente, Astrada, saca a a Gallardo (tenía un profundo hematoma en la pierna izquierda) y mete a Coronel, para pasar a jugar con tres en el fondo.
Boca tenía constantemente la pelota pero no llegaba con claridad al arco de Vega. Hasta que a los 18 minutos Riquelme mete un taco magistral para Palermo, y éste, que ya no tenía la máscara pero igualmente sigue siendo nuestra pesadilla, le pegó pifiado entre cuatro defensores y empató el partido. Con una mano en el corazón Loco ¿le quisiste pegar así?. Mmmmmm.
Automáticamente, aparecieron los fantasmas por cada rincón del estadio. River seguía sin agarrar la pelota y Boca avanzaba con todo. A los 32 minutos ingresa Fabbiani por Ortega. El cambio fue por dos motivos: primero porque el "Burrito" tuvo una tarde para el olvido y estaba muy cansado, y la otra razón fue para intentar ser más ofensivos y tener más tiempo la pelota. El "Negro" le dijo al "Ogro": "Ahora entrás y la metés". Nada de eso ocurrió y Fabbiani no tocó una pelota, desaprovechó la última oportunidad que tenía para reivindicarse con la hinchada al desfraudar una vez más y firmó su, definitiva, sentencia de muerte. Ogro andá haciendote la idea que te quedan dos meses de vida nada más, al igual que muchos de tus lamentables compañeros.
Cuatro minutos más tarde del ingreso de Fabbiani, el "Pitu" Abelairas tuvo la victoria en su zurda. Quedó sólo frente a Abbondanzieri (se quedó estático), definió cruzado con su pierna más hábil y la pelota pegó en el ¡Paaalo!. Pasaron diez minutos y el partido terminó igualado en uno. Nosotros nos fuimos desolados, ellos, una vez más, festejaron el empate. Boca, con la suerte que tenés vas al casino y ganás millones seguro.
Antes del partido, Charly García, estuvo en el campo de juego, alzó la camiseta de Ortega mostrandola a toda la hinchada local que lo aplaudió y ovacionó. Como dice el estribillo del último tema de éste gran cantautor argentino, Bostero, "Deberías saber porqué"...no te ganamos.

1 comentario:

  1. Muy fidedigno el relato! Me encantan las metáforas y comparaciones a las que hacés referencia!

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