Luego de dos años sin entrar a este sitio, vuelvo a escribir para todos los hinchas riverplatenses que me siguieron y lo seguirán haciendo.
1023 pasaron desde la ultima nota publicada. En aquella oportunidad Cappa era el DT del equipo, Funes Mori era una gran promesa (¿hoy qué es), Almeyda era el león del mediocampo, Ortega atinaba a recuperarse y River miraba con soberbia la tabla del descenso.
Que bellos tiempos, o al menos no tan tristes como los que siguieron. Cappa pasó del tiki tiki a transformarse en un técnico nervioso, desencajado y hasta violento en algunos momentos. Passarella lo echó como a un perro (uno más de su colección) antes del superclásico, puso a J.J. López como DT interino hasta conseguir otro títere que le hiciera caso en todo, como él está acostumbrado. Pero lamentablemente sucedió lo peor (en aquel entonces era algo espectacular): J.J. le ganó a Boca y su presidente decidió dejarlo en el banco para sacar a flote un barco que estaba bastante hundido y finalmente terminaría como el Titánic.
J.J. termina el Apertura 2010 en la cuarta posición, producto de cuatro victorias y un empate, y Passarella decide mantenerle el puesto a pesar de que River estaba en zona de descenso y necesitaba un técnico y jugadores con experiencia, todo lo contrario que hizo la máxima autoridad del club a traer solamente un refuerzo que era suplente en San Lorenzo, Fabián Bordagaray ¿Quién?
Esta parte de la nota la voy a escribir sin demasiados detalles porque no quiero recordar la nuevamente la peor etapa de mi vida.
River pierde el superclasico del Clausura 2011, Passarella, en un acto de inconciencia total, enfrenta al duelo del fútbol argentino y siete fechas más tarde nos fuimos a la B. ¿Grondona influyó en el descenso? ¿Nuestro presidente pecó de soberbio una vez más? Solamente Dios sabe por qué descendimos.
Al día siguiente de sufrir la peor humillación en 110 años de historia (me duele el corazón de solo escribir estas palabras), Almeyda llama a Passarella y le dice que quiere ayudar al equipo pero desde otro lugar: como D.T.
Y como dice el refrán "No hay mal que por bien no venga". Ese año en la B Nacional me fortaleció como hincha (y creo que a muchos le habrá pasado lo mismo), viajé por primera vez al interior (Santa Fe, Rosario y Mar del Plata), conocí miles de canchas, recibí camisetas de los jugadores, lloré, grité, sufrí. me emocioné, me deprimí, pero por sobre todas las cosas me enamoré como nunca de estos colores y prometí seguirlo siempre que pueda, porque como dice la canciller "les demostramos lo que es River en las malas".
Almeyda nos hizo ascender como prometió, pero otra vez el gran presidente lo defenestró y lo echó a dos fechas de terminar el Torneo Inicial 2012. Como éste es un año politico y Passarella necesita ser reelecto, llamó al técnico más ganador de la historia riverplatense, Ramón Ángel Díaz. En un acto de hipocresía total, se juntaron a tomar un café, limarom asperezas y el riojano se convirtió en el nuevo D.T. millonario (cuanta falsedad).
Muy a pesar mio, Ramón transformó a este equipo de la noche a la mañana. Algunos lo pueden querer, otros no (como en mi caso) pero los números habían por si solos y este señor demostró tener magia para transformar a este River en una maquina de ganar para intentar volver a ser el equipo glorioso de la década del 90.
Volvió Ramón, volvió la gloria, volvimos todos.
Esta parte de la nota la voy a escribir sin demasiados detalles porque no quiero recordar la nuevamente la peor etapa de mi vida.
River pierde el superclasico del Clausura 2011, Passarella, en un acto de inconciencia total, enfrenta al duelo del fútbol argentino y siete fechas más tarde nos fuimos a la B. ¿Grondona influyó en el descenso? ¿Nuestro presidente pecó de soberbio una vez más? Solamente Dios sabe por qué descendimos.
Al día siguiente de sufrir la peor humillación en 110 años de historia (me duele el corazón de solo escribir estas palabras), Almeyda llama a Passarella y le dice que quiere ayudar al equipo pero desde otro lugar: como D.T.
Y como dice el refrán "No hay mal que por bien no venga". Ese año en la B Nacional me fortaleció como hincha (y creo que a muchos le habrá pasado lo mismo), viajé por primera vez al interior (Santa Fe, Rosario y Mar del Plata), conocí miles de canchas, recibí camisetas de los jugadores, lloré, grité, sufrí. me emocioné, me deprimí, pero por sobre todas las cosas me enamoré como nunca de estos colores y prometí seguirlo siempre que pueda, porque como dice la canciller "les demostramos lo que es River en las malas".
Almeyda nos hizo ascender como prometió, pero otra vez el gran presidente lo defenestró y lo echó a dos fechas de terminar el Torneo Inicial 2012. Como éste es un año politico y Passarella necesita ser reelecto, llamó al técnico más ganador de la historia riverplatense, Ramón Ángel Díaz. En un acto de hipocresía total, se juntaron a tomar un café, limarom asperezas y el riojano se convirtió en el nuevo D.T. millonario (cuanta falsedad).
Muy a pesar mio, Ramón transformó a este equipo de la noche a la mañana. Algunos lo pueden querer, otros no (como en mi caso) pero los números habían por si solos y este señor demostró tener magia para transformar a este River en una maquina de ganar para intentar volver a ser el equipo glorioso de la década del 90.
Volvió Ramón, volvió la gloria, volvimos todos.